viernes, 4 de diciembre de 2015

Calcetín Viejo Vestido Nuevo

El lugar donde más besos se dan por segundo es en la puerta del colegio. La mayoría de nosotros abrazamos a nuestros nenes y soltamos una retahíla de besos infinitos y sonoros…Todas las mañanas disfruto de este espectáculo durante unos momentos.

Hace unos días, Alberto me cogió la cara, me obsequió con sus besos y me susurró: “Fabler necesita ropa, tenemos que hacerle un armario lleno.”
Le contesté con un “ya veremos luego” y se fue.
Fabler es un muñeco de trapo que compré por 0,99 € para una promoción, nos quedamos con uno y ahora es de sus juguetes favoritos.
Mi primera intención fue pasar del tema. Fabler necesita ropa ¿y quién no? Ya me gustaría a mí renovar el vestuario.

Después de trabajar me puse a ordenar la colada. Doblando calcetines me di cuenta que mis chicos necesitaban unos nuevos: algunos se quedan sin pareja, otros aparecen con un agujero, otros demasiado desgastados…
La asociación de ideas fue rápida, los calcetines y Fabler tienen el mismo tamaño… podía intentarlo!!!

Por la tarde, Alberto vino con su muñeco para recordarme la actividad pendiente. (Esta vez no me pillas), puse en la mesa unas tijeras y varios calcetines.
No vale que tus chicos pidan y tú aparezcas con todo resuelto. Lo importante es que participen y si es posible que aporten sus ideas.  Y así de sencillo salió:

Paso 1.- Que el calcetín esté limpio, vengaaaaa vale, no es un paso ni no más bien una recomendación. El paso 1 es cortar el calcetín por la punta para obtener un gorro.


Paso 2.- Dar la vuelta al calcetín y hacer un par de mini agujeros a los lados para los brazos.

Paso 3.- Viste al muñeco y decide el largo del vestido. Con las sobras se pueden hacer bufandas y hasta guantes (para éstos últimos hacen falta un par de puntadas).

El  “armario” fue cosa suya, nos comimos las últimas nubes de “mallow tree” (marca inglesa de deliciosas chuches, tan bonitas que dan pena comérselas) y utilizamos el bote de guardarropa.

Todas las noches le cambia de calcetín-traje… pero no se conformó con eso, hoy he descubierto que en el bote están escondidas mis gomas para el pelo y hasta un guante.

La imaginación no tiene límites, tendré que esconder las tijeras…





viernes, 20 de noviembre de 2015

Deberes Para Padres #CríosCurroCasa

No sé estarme quieta. Y seguro que tú tampoco.
La mayoría de nosotros no sabemos estar sin hacer nada. 
Estamos en una etapa, en la que las actividades rutinarias [#CríosCurroCasa] nos atrapan y saturan nuestro tiempo.
"Mami, eres tú con alas nuevas"
Hace unos meses visité a mi médico de cabecera para hacerme un chequeo general. Le dije que siempre me encontraba “agotada”. Me pidió que le hiciera un resumen de lo que hacía… no me dejó terminar, hizo una crítica muy dura “hacia las madres de hoy en día” y me aconsejó que cuando me sintiera cansada probara a sentarme en el sofá.
Salí de la consulta sin saber por qué había recibido esa respuesta con un tono de evidente enfado. Pensé que me faltaría hierro o vitaminas o yo que sé y me dicen que descanse… “Si claro, ahora mismito me voy a echar una siesta y cuando me llamen del colegio para que recoja a los niños les digo que se pongan en contacto con mi médico, que ya irá él…”
Pero me dio qué pensar y he tardado en entenderle. Quizá porque estaba demasiado ocupada.

A la vuelta de las vacaciones decidí que lo que necesitaba era recuperar mis hobbies, y re-organizarme para tener mi espacio. Retomar este blog 1 vez a la semana, pintar 2 veces al mes y algo de ejercicio, ya veremos cuando...
Han pasado 3 meses y me encuentro mucho mejor. No sé si más descansada pero sí más relajada.
Aún así ayer recibí otro toque de atención:
Ivanna es una chica educada, tranquila y tímida. Viene 1 vez a la semana a casa para ayudarnos con la limpieza. A media mañana llegaron los carpinteros para trabajar en mi despacho, cerré el ordenador y bajé para preparar la comida. Cuando tapé la olla de mis súper lentejitas fui a tender la ropa.
Al rato viene Ivanna: “yo tiendo la ropa después”
“Ya pero como no puedo currar la cuelgo yo, no pasa nada”
- ¿Y por qué no se sienta? ¿o se toma un café? ¿o hace nada?

Silencio.
Después de terminar con la lavadora, me senté a escribir y tomar un café. A obediente no me gana nadie!
A la hora de comer lo hablé con Fernando, somos igual de activos y quería sacar conclusiones con él.
¿Cómo nos ve la gente de nuestro alrededor? Aunque no puedes hacer caso a todas las opiniones, tampoco puedes obviar ciertos comentarios que por lo menos invitan a la reflexión.
Somos muy dinámicos y disfrutamos haciendo mil cosas. Además hay un factor de educación en nuestra generación, entre semana están las obligaciones y el fin de semana es para descansar, y “aún hay más”: soy capaz de lograr todas mis tareas diarias. Puedo con todo porque si no soy un mal padre o un vago.
Tremenda estupidez.
Y creo que aquí está nuestro error: nos sobra planificación y nos falta estrategia. Empiezas el día sabiendo que tienes que realizar 10 acciones y no somos capaces de ver que, como mínimo, hay 2 que no son imprescindibles (Fer dice que 4); en vez de eliminarlas de nuestro timing, nos justificamos: “Si total son 5 minutos” “Uyyy y si no cuando lo hago”…
Así que vamos a probar con dos pautas nuevas. Deberes para los padres:
1.- Buscar un rato al día sólo para ti.
2.- Buscar un rato para no hacer nada. ¿Cómo? Por ejemplo, siéntate a mirar a tus hijos mientras juegan (para no interrumpirles haz como que chateas con el móvil, pero no lo enciendas o acabarás trabajando)

¿Y qué cuánto dura un rato? Por lo menos 15 minutos ¿no?
Volvemos a hablar del tema en unas semanas a ver cómo nos va. Lo mismo hasta se reducen las arrugas, nunca se sabe!


Besos

PD: el dibujo es de Alberto: -“Mami, eres tú con alas nuevas”

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Excursión: Museo Lunar y La Puente

¿Quién no ha disfrutado del buen tiempo estos días?
Como dice mi madre, nos hemos pasado los 3 días del puente “recogiditos en la calle”. Lo más recomendable fue la excursión del sábado.
En un principio pensábamos ir a Robledo de Chavela pero descubrimos que cerca, en Fresnedilla de La Oliva, se ubica el Museo Lunar y una ruta fácil para niños que se llama La Puente.
Es increíble que en este pequeño pueblo estuviera una de las 3 estaciones de tierra de la NASA para el Proyecto Apollo.

Museo Lunar: Se inauguró en 2010 gracias a las donaciones de  Jordi Gasull y Samuel HernándezComo primera curiosidad os contaré que Jordi Gasull es productor y guionista de la peli Atrapa la Bandera.
Este joven museo consta de 3 salas, de entrada se ve todo muy pequeño pero el tamaño se compensa con las explicaciones del guía, un joven astrónomo malagueño que contagia su pasión por el tema. Que si, que también era muy mono pero no me refiero a eso.

Me preocupó que los niños no lo aguantaran, llevábamos 6 churumbeles de entre 4 y 9 años y otros muchos de otros padres que pululaban por allí; pero ninguno se impacientó, escucharon atentos una larga hora de charla, según Nico llena de “palabras raras”.
Me confieso muy básica en cualquier tema científico, sin embargo me enganché a la presentación, me encantó la historia y anécdotas (¿sabíais que los pañales se inventaron a partir de los trajes espaciales?) y de poder observar/cotillear los 300 objetos originales de los Astronautas de verdad, los rusos y americanos… Uaaauuuuu
Si alguien se queda con ganas de saber más, fue nuestro caso, el guía se ofrece para ampliar información. Ojalá todos los museos tuvieran guías así.  
http://www.museolunar.es/

La Puente: a pocos minutos en coche llegas a la Ruta La Puente. Muy fácil aparcar. Después hay 10-15 minutos de paseo, asequible para nenes y bicis, hasta llegar a un puente que da paso a una interminable pradera verde, salpicada por grandes piedras, perfectas para pequeños escaladores. Este puente da nombre a la ruta, en femenino porque está en castellano antiguo.
El lugar es precioso, como no hay mucha sombra mejor visitarlo en primavera y otoño.
Los padres disfrutamos mucho de esta etapa tan maravillosa. Los niños juegan en grupo, corren, saltan, trepan, se agotan… y nosotros charlamos tranquilamente mientras nos premiamos con un aperitivo.
Después de un merecido picnic a la española, dimos otro gran paseo. La ruta está bien señalizada, aunque nosotros, contagiados por el despiste generalizado de los grandes científicos fuimos en sentido contrario a lo indicado.

 Un día precioso y completo para repetir.

martes, 3 de noviembre de 2015

Cómo (No) Hacer Pan En Casa

Hace unos días mi pequeño Nicolás salió del cole comiendo pan. ¿De dónde has sacado ese trozo de pan? – “Lo he hecho yo. Lo hemos cocinado en el comedor de los pequeños esta mañana. Si quieres te enseño”.

Me quedé gratamente sorprendida y enseguida me entusiasmé con la idea de cocinar y aprender algo nuevo y con mis nenes. ¿Quieres que miremos la receta en internet? – “No mamá, me lo sé de memoria. Tenemos que juntar harina, agua, sal y levadura de panadero, hacer la masa y meter en el horno”.
Y eso hicimos. Mezclar los ingredientes básicos en un bol. Mis dos nenes y yo amasamos durante un buen rato. No dijimos nada de cantidades. La plasta era realmente pegajosa y difícil de manipular. Eché mucha harina y la cosa mejoró.
       -          Nico ¿vamos bien o hay que echar algo más?
       -          No lo sé mamá, a mi me han dado la masa terminada.

No sabía si reír o llorar, ¡cómo no lo había imaginado!!! En el cole sólo hicieron la forma del pan, charla teórica, horno y resultado.

Pusimos la masa en un bol para reposar. Mientras limpiamos un poco el caos que se formó con la harina. Espero que comprendáis que de esta parte no tenga imágenes, le tengo mucho cariño a mi cámara. Nos reímos de lo sucios que estábamos. Y consultamos a San Google para saber si la cosa iba bien.

Encontré una web muy interesante: http://www.hacerpan.net/ donde vienen las recetas de muchos tipos de panes para hacer en casa. Nuestro gran error fue utilizar harina normal en vez de harina de fuerza… buff!
Aunque sabíamos que no iba a salir bien decidimos seguir “jugando”, hicimos la forma de las barras y lo horneamos. El resultado fue muy bonito pero quedó tan duro que era peligroso de masticar. Aún así lo probamos y le guardamos un trozo a papá.
Aprendimos que a veces las comidas no quedan tan ricas como esperamos y confirmamos ese dicho popular de “a cuanta más suciedad más diversión”. Volveremos a intentarlo.

viernes, 23 de octubre de 2015

Receta Para Niños Con Kiwis Zespri: Flor de Kiwi con Chocolate al Kiwi

Las frutas con más vitaminas son las que tienen colores muy intensos, como las naranjas y las fresas. También son más ácidas y complicadas para que nuestros hijos se las coman. El otro día leí que el kiwi es la fruta con más vitamina C y yo sin saberlo! Además tiene un alto contenido en fibra.
Esto es todo un reto: cómo conseguir que mis hijos se coman un kiwi.
Y no por el sabor o porque sea una fruta nueva, en casa la ven a menudo… sino porque es verde y ellos “por principio” no prueban nada de ese color.
Fui a comprar los Kiwis amarillos pero me dijeron que no es temporada, una lástima porque son más dulces. Seleccioné los Kiwis de Zespri para no tener sorpresas  con la calidad.

Pensé en cocinarlos de alguna forma original pero nada me convencía. Quería que lo probaran y les gustara tal y como son. Además tengo que confesaros que soy una de esas madres que cuando hacen un zumo de naranja lo acompaño con un “tómatelo rápido que se van las vitaminas” ¿y a dónde van las vitaminas? Pues ni idea pero lo tengo grabado a fuego lento y por eso me empeño en que prueben esta fruta cruda.

Para provocarles la curiosidad decidí presentarlo de forma diferente.
Partí la mitad del kiwi en rodajas y los extremos en forma de palitos y los coloqué como si fueran flores encima de una tabla.
Después fundí 100 grs de chocolate con 2 cucharadas de mantequilla y 3 de nata. Cuando empezaba a derretirse decidí trocear otro medio kiwi y añadirlo al chocolate. Lo aplasté con la cuchara y le dí vueltas muy despacio… el resultado fue una sorprendente Salsa de Chocolate al Kiwi con un maravilloso sabor!

El olor atrapó a Nicolás y se acercó a ver lo que hacía. Le pedí que me ayudara a pintar la tierra de las flores con el chocolate. Seguro que hubiera quedado más bonito con una manga pastelera pero me encanta que me ayuden en la cocina.
El resto del chocolate lo serví en unas cucharas chinas.
Y llegó el momento de la verdad: a merendar!!!
Alberto y Nicolás miraron serios y con desconfianza mi propuesta. Les pedí que probaran uno de los mini trocitos que estaban mezclados en el chocolate. – “Mamá, esto está…. Buenísimo”. Fue el pistoletazo de salida a un atracón de kiwi y chocolate y de milagro no se comieron la tabla.
Prueba superada.

Tiempo de elaboración máximo 5 minutos.




viernes, 16 de octubre de 2015

Teatro Luchana Y Dinosaurios

Hay escenas maravillosas que sólo veo en las películas. El fin de semana pasado una se hizo realidad. Mi suegra decidió hacer una fiesta de pijamas en su casa con sus nietos.
Fernando y yo nos miramos emocionados, casi con lágrimas en los ojos y conteniendo el impulso de saltar. Por primera vez en 7 años salimos dos fines de semana seguidos sin niños. Uaaauu!

Nos acercamos a Luchana. Sabíamos que habían transformado los antiguos cines en salas de teatro y queríamos cotillear. Llegamos con tiempo de sobra para elegir qué ver, comprar la entrada e irnos a cenar.
Es una pena que los cines no sean rentables, pero en este caso, la alternativa es muy atractiva. En vez de vender el local a una tienda de ropa han creado un negocio para disfrutar del teatro desde 12 € la entrada. Además de un bar de picoteo, centro para eventos y creo que escuela de interpretación. 
Esperemos que funcione. https://entradas.teatrosluchana.es/

LA CENA: al ladito, en la calle Trafalgar está NAGOYA, mi japonés preferido. Cuando vivíamos en Malasaña íbamos mucho y queríamos recodar buenos tiempos. Da igual lo que pidas. Todo está buenísimo. Mi sueño  imposible es tener una fuente infinita de Maki, Sushi y Sashimi… y no tener que conformarme  con 12 unidades… el precio tan bueno como la comida. http://www.nagoya.es/

EL ESPECTÁCULO: escogimos un monólogo, “Superman también se toca” de Manuel Burque. No sé si está recomendado para todos los públicos, es trepidante, escatológico, sexual y casi obsceno pero muy divertido. Te ruboriza y hace reír a carcajadas. El escenario es muy pequeño. A veces da la sensación de estar con un grupo de amigos. Se pasa un rato genial.
Tuve la suerte de “sorprender” a Manuel, me dio unas bragas para que se las tirara al escenario cuando el público le aplaudiera. Dijo que no me preocupara, que estaban limpias. Mi reacción fue automática, le puse las bragas en la cara a mi santo marido para que lo comprobara… ji, ji … muchas risas.
Un plan para repetir, lo del teatro digo… lo de las bragas ya veremos.

Y llegó el domingo. Y llegó la suegra con sus nietos a comer a casa. Todo bien, muy bien pero no dijo nada de repetir ¿?. Por la tarde fuimos a DINO EXPO XXL http://www.dinosaurios-expo.es/ está cerca del Palacio de Hielo y lo venden como un plan imprescindible para niños. Estaba deseando ir porque a mis nenes les encantan estos bichos. Creo que queda poco para que lo quiten y menos mal.
El primer error: no venden las entradas por internet. La cola es de al menos 20 minutos con un montón de chiquillos impacientes.
El 2º error: el precio, 6 €/niño y 8/adulto. Para lo que hay que ver le sobran 4 € a cada entrada.
Tercer error, al entrar en la antesala te gasean con ambientador de palomitas para que compres chuches a los niños… ¿en un museo? Si, también. Creo que le llaman marketing sensorial pero mal utilizado claro.

4º error, la exposición en sí. Demasiado oscura, demasiada gente, una peli excesivamente sangrienta, y los 2.000 m se recorren en 10 minutos.
Cuando tus nenes te dicen: mami ¿nos vamos ya a casa? Bufff sabes lo que pasa.


Si tienes pensado ir, mejor déjalo. Ve al cine o al teatro. En el Luchana también hay obras para niños ;-)

sábado, 10 de octubre de 2015

Corta Cabeza Y Gumbo


No sé por qué, pero en esta fase de crianza lo que más me cuesta es encontrar tiempo para ir a la peluquería. Voy cuando no queda más remedio, cuando el pelo está tan largo que ya sólo te ves bien con la coleta.

El sábado pasado le comenté a Fernando mi intención de escaparme, sabía que tendría que trabajar y teníamos que organizarnos. Su respuesta fue una propuesta imposible de rechazar: - tengo que ir a ver un cliente a final de la tarde, una peluquería llamada “Corta Cabeza”, que te corten el pelo y después cenamos al lado, en GUMBO, que dicen que está muy bien”

Agarré con desconfianza a mi taza de café:
         - ¿se te acaba de ocurrir o ya estaba planificado?
        - Es que hace mucho que no salimos…

Y creo que en casos como éste, una tiene que convertirse en madre flexible y esposa dócil (exclusivamente en este caso ¿eh?).
  •          Lo primero que hice fue buscar en Internet Corta Cabeza, con ese nombre me quedé un tanto inquieta. Por la web vi que era uno de estos sitios nuevos, muy modernos, donde te ofrecen un café o refresco nada más entrar, todo muy VIP. En fin…todo por mi chico. (http://cortacabeza.com/#!/home)
  •          Lo segundo fue cotillear el restaurante para saber si iba en vaqueros o no. (http://www.gumbo.es/)

A media tarde nos sumergimos en el centro de Madrid, aunque viva aquí no deja de sorprenderme la multitud de gente, coches y vida en ebullición. Me encanta y lo disfruto.


Entré en Corta Cabeza con bastante timidez. El local es impresionante. Rechacé el café y me senté en un maravilloso Chester de piel verde para leer. La espera duró poco. El chico que iba a atenderme vino a conocerme (a conocer mi pelo), estuvimos hablando de lo que quería. Ya sé que es muy básico pero creo que es la primera vez que miran mi pelo antes de lavarlo.
Vale que el lugar es muy chulo y es muy agradable que te atiendan bien, pero al final lo que diferencia de verdad a esta peluquería del resto es el nivel de profesionalidad de sus peluqueros. Me sorprendió el nivel de mimo, de concentración y de entusiasmo que empleó para un corte de pelo tan tradicional como mis capas largas. No sé cómo se comportará cuando le pidan algo más original o creativo! Nos reímos de mis rizos y casi diría que se divirtió con ellos.

Es la primera vez que salgo de una peluquería queriendo volver a entrar.

Después entramos en GUMBO, justo el local de al lado. Imposible no ser puntual. Me dio tiempo a verlo con pocos clientes aunque se llenó a los pocos minutos. Parece que está muy de moda. El local no vale gran cosa. La decoración es muy sencilla y las mesas están demasiado juntas. Tanto que acabamos hablando con los chicos de la mesa vecina. La luz se apagó en dos o tres ocasiones en una de ellas cantaron el cumpleaños feliz, supongo que el consumo de alcohol durante la cena ayudó a entonar.
Pero lo importante, y por lo que creo que tiene éxito es por la comida. Es un restaurante de Nueva Orleans: cocina europea (yo diría que sobre todo francesa) mezclada con sabores africanos y notas de Jazz.
Cenamos: tomates verdes fritos con salsa remoulade y gambas (muy rico), flan de ajo con tomate asado (riquisisisisisimo), bonito ennegrecido con especias a la plancha fuerte (rico) y de postre tarta de manzana con bourbon (se pasaron con el bourbon).
Mereció la pena y es un lugar recomendable si te gusta disfrutar de la comida por un precio moderado (50-60 €). Eso sí, para ir en vaqueros!


No hay nada como los planes que se hacen con el café de un sábado por la mañana. 





jueves, 1 de octubre de 2015

Excusas Para No Ir Al Cole

Este año hemos empezado el cole fenomenal. ¡Qué alivio! Estaba un poco preocupada y os cuento por qué.
A dos meses de terminar el curso pasado, mi pequeño Alberto (4 años) no quería ir al colegio. Cada mañana se levantaba de mal humor: “Mamá, tengo un ojo mareado. Los besos no lo curan. Ayer cogió frío en el patio y hoy está muy mareado”.

Y cada día inventaba una nueva excusa: “Tengo que construir un castillo y voy a tardar todo el día” o “Me duele un pie”, o  “Valentina no quiere jugar conmigo y si no me quiere no vuelvo al cole”.

Al principio creí que era sólo cansancio y que necesitaba unas vacaciones, pero cuando se resignaba y veía que no le quedaba más remedio que ir, se transformaba en el torbellino de siempre: - “Mami, me ha regañado papá. Voy a estar en mi cuarto todo el día… para pensar”. “No quiero ir al cole… siempre me dan judías verdes para comer”.

“Hoy mejor vuelvo a la cama y duermo hasta mañana!!!”

Un día de mimos o de bajón lo tiene cualquiera, incluso los niños, pero cuando las excusas son diarias esconden un problema,

     - Alberto, ¿por qué no quieres ir al cole?
     - Me duele la tripa. No puedo salir a la calle porque el frío le va mal a mi tripita.

Cuando preguntas a tu hijo casi nunca te contesta de forma directa, mucho menos te dice lo que quieres saber y encima la respuesta nunca llega el mismo día.
Disimulé mi preocupación, me armé de paciencia y me puse a investigar. Hablé con la profe para saber cómo le veía en clase y con las cuidadoras del patio por si tenía problemas en el recreo. Pero nada.

Durante varios días, decidí ir a buscarlo con 10 minutos de antelación para unirme al corrillo de madres que esperan impacientes a sus retoños; ésta es una fuente imprescindible de información. Para mi sorpresa ellas también estaban inquietas. La profe estaba embarazada y a punto de darse de baja (ahora ya es una mamá feliz), y la cuidadora (ayudante) había tenido un pequeño accidente. Ninguna tenía sustituta fija y el cambio continuo de maestras tenía alterado a niños y mamis.
Hablé con Alberto y le pregunté si le preocupaba tantos cambios en clase, al principio no dijo nada, pero al segundo día y por un enfado que no tenía nada que ver estalló.

Volvíamos a casa en el coche, algo no le gustó en la radio y se puso a llorar. A llorar mucho y con un llanto diferente. Nico me miraba nervioso, Alber no contestaba a nada y paré el coche. Todo salió de golpe. “No quiero que vuelvas a cambiarme de cole, no quiero amigos nuevos ni nuevo nadaaaaaa….”
Y con razón lloraba, estuvo en la Escuela Infantil, después por temas burocráticos en un cole inglés y al siguiente curso en el francés, ya el definitivo. Tres lugares e idiomas diferentes en 4 años de vida.
Por supuesto le prometimos que le quedan muchos años en el mismo centro, y entre besos, caricias y atenciones volvió a serenarse.


Ahora está feliz, cuando llegamos al cole, me da un beso, Nico activa un botón imaginario en su espalda y dice: “propulsores activados” y Alberto entra corriendo sin parar y sin mirar atrás. ¡Misión cumplida!

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Ávila Medieval, Excursión con Niños

Los hijos te cambian la vida, sin embargo hay pocas cosas que eche de menos. ¿Qué es lo que más añoro? 1.- desearía dormir los fines de semana hasta media mañana y despertarme sin prisa, sin tener nada que hacer; y 2.- aquellos viajes con mi Fernando que duraban casi un mes y recorríamos paisajes y aventuras.
Ahora que hemos dejado atrás pañales y carritos, quiero compartir con mis hijos las ganar de conocer mundo, de querer saber y verlo todo, la inquietud del ir y venir.
Ya sé que son muy pequeños, 7 y casi 5 años, pero creo que es el momento de empezar con pequeñas excursiones de 1 día o de un fin de semana. Hablamos de turismo puro y duro, no sólo salidas ociosas pensadas para niños al 100%.

A la vuelta de las vacaciones surgió la primera oportunidad: Ávila. Al principio  deseché la idea, o quizá la desechó mi subconsciente, con esa facilidad que tiene de viajar al pasado y pedirme que no repita ciertas situaciones. Estuve allí 1 día de ejercicios espirituales cuando estaba en el colegio de las monjas (que sí… que fue en el siglo pasado!!!). Sólo recuerdo el jardín del convento, la inmensa muralla y decenas de novicias de ojos brillantes que contagiaban su felicidad. No volví.
Después, mi curiosidad quiso navegar por la web del ayuntamiento y me di cuenta que tenía mucho por descubrir. Cada primer fin de semana de Septiembre, Ávila vuelve a la época Medieval, todo el mundo se disfraza, incluso la ciudad.

Tardamos 1 hora y 20 minutos. La entrada por la puerta principal de la muralla es espectacular, me impresionó tanto como el Acueducto de Segovia. Acompañados por una multitud de caballeros y doncellas, monjes, titiriteros, juglares y esclavos entramos directos a perdernos entre sus calles, todas repletas de puestos y haimas que ofrecían chucherías, baratijas y comida de todo tipo y de todas partes. Pudimos conocer y tocar un águila, compramos queso y embutido (de Cáceres) y un colgante de madera recién tallado por un egipcio que sólo trabajaba con los pies,…
Descubrí que, aunque Santa Teresa fue muy importante para esta tierra, Ávila es mucho más. Y que tenemos que volver para ver más despacio los palacios, la catedral, la Casa de los Deanes, la Iglesia de Santo Tomé el viejo (hoy museo), monasterios, y mucho más.
Aviso que no es un plan para niños de menos de 5 años, casi no hay actividades para ellos y hay muchísimas personas, pero nos sirvió para realizar una actividad nueva: pasar un día entero conociendo otra ciudad. Les gustó mucho la experiencia, lo pasaron en grande mirando y caminando y se portaron muy bien.
Fue uno de esos días en los que te das cuenta que tus chicos se están haciendo muy pero que muy mayores. Más ricossss.