viernes, 25 de abril de 2014

Bali Clicks Y El Mercado De Moncloa


De vez en cuando salgo a cenar con mis amigas de la universidad. Cuesta ponerse de acuerdo pero merece la pena. Romper la rutina relaja y enriquece. Y mantener el contacto con las amigas de siempre me llena de orgullo y emociones positivas.
Quedamos en el Mercado de Moncloa. Un sitio nuevo y muy recomendado en revistas y blogs. La imagen que venden es una terraza muy mona que tienen en la planta superior. Pero estaba cerrada. Dimos una vuelta entre las 4-5 barras del local, nada era especialmente atractivo pero decidimos quedarnos y probar en un mexicano.

Tienen música en directo y mientras dábamos vueltas para pedir bebidas en un lado y tapas en otro, un grupo de mariachis comenzó a cantar rancheras a todo pulmón. Demasiado ruido para intentar conversar.
Entre malentendidos y olvidos tardaron más de 1 hora en ponernos un par de tapas y cuando llegaron casi nos da algo, eran diminutas… - “anda, saca el microscopio” – “si lo sé me traigo unas aceitunas en el bolso y nos ponemos moradas”. Para que veáis que no exagero os hice una foto.

Pero era nuestra noche, así que pasamos del entorno y nos centramos en la preciosa tripita de primeriza de Carmen, anécdotas, recuerdos, risas…

Silvia traía un colgante y pulsera nuevos. Ella siempre va a la última, os diría que por su trabajo pero no, creo que es genética. Bali Clicks ha diseñado accesorios para personalizar a tu gusto: anillos, pulseras, colgantes, llaveros y hasta cinturones decorados con unos imanes (los clicks) que los cambias y adaptas al modelito del día.
Son preciosos, originales y tan exclusivos que no los encuentras en cualquier lado. En Madrid se venden en ARTE MOVIL JOYEROS del Centro Comercial Mercado de Fuencarral. Pero creo que lo mejor es preguntar a través de facebook (https://www.facebook.com/baliclicksoriginalspain)

Quizá sea un buen regalo para el día de la madre aunque ¿quién necesita excusas para un capricho?


Salimos del Mercado de Moncloa con la intención de no volver. No sé qué es peor si el servicio o la comida. Motivadas por el hambre entramos en Lizarrán, donde nos atendió un camarero muy simpático que nos puso unos huevos rotos con gulas. Algo sencillo, rápido y riquísimo. Hubiera sido perfecto si no fuera porque parecíamos las madres del resto del bar. Ufffff ¡qué crueldad! En la próxima cena nos quedamos por Arturo Soria…