lunes, 30 de diciembre de 2013

Grandes Frases De Mis Pequeños Amores


Tener un hijo es una experiencia única e inigualable. 
Los bebitos son dulzura pura, los primeros pasos muy emocionantes, pero lo mejor está a partir de los 2 años, cuando hablan y comunican todo lo que pasa por su cabecita.

La mejor manera de compartir estos sentimientos es con ejemplos, con situaciones y frases dichas por mis dos amorcitos:

Alberto (con 2 y 3 años cumplidos en diciembre):
  • En el coche, después de su primer día de cole: ¿qué tal todo?,  - Bien (silencio) No he querido beber leche (silencio). Ni leche, ni zumo ni cerveza. (uf, que alivio)
  • En la parada del autobús, esperamos al lado de un señor y dice en voz alta. – “Mamá, ese señor no tiene pelo en su cabeza”, mira al señor y le dice –“Mi mamá no tiene pilila” (consolando a su primer calvo)
  • Llegamos a un parque y vamos a saludar a una amiga con un par de hijas. – “Niños ¿qué se dice?,  ingenua de mi que esperaba un saludo y me encuentro con un  - “Pancetaaa” (por favor Papá: deja de enseñar a tus nietos piropos conquenses)
  • Vamos a buscar a Nico y esperamos en la puerta de su cole rodeados de madres, mi Albertito encantado de tener tanto público no para de hablar: “… y ese árbol no le caducan las hojas, no se caen y se llama el árbol del pene” (perenne muy complicado de pronunciar)
  • Cuando éramos pequeños mi madre llamó “sopas de gatito” a la leche con galletas, cualquier cosa con tal de hacerme comer. El nombre ha llegado hasta Alberto que las ha rebautizado como “las sopas de Agapito” (mi vecino de enfrente)
  • ¿Jugamos?; - “si cuando termine de cocinar…” (silencio) me mira y pregunta ¿nos tomamos un caféssss? (vamos que le haga caso ya)
  • Último día de cole, Papá Noël ha visitado su clase: - “Mamá, no me ha traído a Pluto”, - “ya bueno, Pluto vendrá por Navidad”. (silencio) – “Mamá, Papá Nöel era un chico disfrazado”…. (Aaahhhhhhh…)
Nicolás (con 4 y 5 años):
  • Se escucha un golpe y algo que se rompe – “Mamaaa, no te preocupes sólo ha sido un cristal”.
  • “Hoy hemos jugado a Bombis”; - ¿zombis?;  – No, bombis. Son zombis con cabeza de bombas que explotan y así dan más miedo (ay, si te pillan los guionistas de The Walking Dead).
  • Me enfado: - “Nico me estás poniendo negra!” (Silencio) – Mami siempre dices eso y nunca cambias de color, sigues carne blanca.
  • Se enfada Nico: “tú nunca me dejas hacer nada, mi bola es mi bola y deja de reírte” (queriendo ir a su bola).
  • Me vuelvo a enfadar y después de regañarle me mira muy serio y me dice: “mamá, necesitas divertirte un poco” (ese fin de semana durmieron con los abuelos).
  • Agosto, cumple 5 años y grita: “Mamá me ha salido un pelo, ya soy un tío”.
  • “Estoy pintando un supermarino”; ¿un submarino? – “No, un supermarino que va super-rápido”
  • Mamá te quiero tanto que no me cabe en el cuerpo…

Lo mejor de todo es que continuará…


Feliz año nuevo

jueves, 12 de diciembre de 2013

Lunes Gris Y Dos Globos Verdes

Después de un puente maravilloso apareció un lunes gris. Un día que me aplastó con la cruda realidad e hizo que las preocupaciones escocieran. Mi madre me dice que les estoy echando muchos cojones, pero ya sé que el esfuerzo y el trabajo no son garantías para conseguir el resultado deseado. No hay alternativas, hay que seguir adelante.

Voy a buscar a Alberto al cole. Nada más verme me abraza y me dice que me ha echado de menos. Me llena de ternura y tristeza. Me lo como a besos.

En el cole de Nicolás, mientras veo como mis nenes corren y juegan  por el patio, me doy cuenta de que tengo un nudo en la boca del estómago que duele. Me cuesta sonreír y tengo frío.

En casa me pongo a ordenar todo lo que pillo por el medio para intentar olvidarme de los nervios. Mis niños me miran expectantes y precavidos, como esperando una gran tormenta.

El sábado pasado celebramos el cumple de Alberto y he dejado las guirnaldas, cartel de Feliz Cumpleaños y varios globos verdes durante unos días más.
Nicolás coge un globo verde y me mira: ¿jugamos?

Comenzamos una partida de tenis salvaje a tres bandas y con dos globos, seguimos con Kunfu Panda (nuestra versión subrealista del yudo) y terminamos con una guerra de cosquillas. Nos hartamos a reír.
El resto de nuestro días: baño, cena y cuento de la noche se suceden tranquilos y con muchos mimos. [a veces creo que son ellos los que me miman a mi]

No sé por qué los mayores dejamos de jugar.
Las preocupaciones son parte de la vida, los problemas están para resolverlos o darles carpetazo; y sin embargo nos ahogamos en ellos y permitimos que contagien todo (y a todos) lo que nos rodea.

¿Y si no hubiera jugado? Hubiera seguido tensa e inquieta. Me hubiera molestado por cualquier cosa y habríamos terminado con enfados y llantos. Ya conocéis esa sensación, esa certeza de que todo te crispa y a la vez te hace sentir culpable.

Pero no. Hoy he jugado con un globo verde y me ha cambiado el estado de ánimo en segundos. He apartado mi nube gris y he disfrutado de esos momentos que sólo se viven con los niños.
Y mañana seguiré adelante, pero con energías renovadas.

(Gracias Nicolás por invitarme a jugar)