miércoles, 23 de septiembre de 2015

Ávila Medieval, Excursión con Niños

Los hijos te cambian la vida, sin embargo hay pocas cosas que eche de menos. ¿Qué es lo que más añoro? 1.- desearía dormir los fines de semana hasta media mañana y despertarme sin prisa, sin tener nada que hacer; y 2.- aquellos viajes con mi Fernando que duraban casi un mes y recorríamos paisajes y aventuras.
Ahora que hemos dejado atrás pañales y carritos, quiero compartir con mis hijos las ganar de conocer mundo, de querer saber y verlo todo, la inquietud del ir y venir.
Ya sé que son muy pequeños, 7 y casi 5 años, pero creo que es el momento de empezar con pequeñas excursiones de 1 día o de un fin de semana. Hablamos de turismo puro y duro, no sólo salidas ociosas pensadas para niños al 100%.

A la vuelta de las vacaciones surgió la primera oportunidad: Ávila. Al principio  deseché la idea, o quizá la desechó mi subconsciente, con esa facilidad que tiene de viajar al pasado y pedirme que no repita ciertas situaciones. Estuve allí 1 día de ejercicios espirituales cuando estaba en el colegio de las monjas (que sí… que fue en el siglo pasado!!!). Sólo recuerdo el jardín del convento, la inmensa muralla y decenas de novicias de ojos brillantes que contagiaban su felicidad. No volví.
Después, mi curiosidad quiso navegar por la web del ayuntamiento y me di cuenta que tenía mucho por descubrir. Cada primer fin de semana de Septiembre, Ávila vuelve a la época Medieval, todo el mundo se disfraza, incluso la ciudad.

Tardamos 1 hora y 20 minutos. La entrada por la puerta principal de la muralla es espectacular, me impresionó tanto como el Acueducto de Segovia. Acompañados por una multitud de caballeros y doncellas, monjes, titiriteros, juglares y esclavos entramos directos a perdernos entre sus calles, todas repletas de puestos y haimas que ofrecían chucherías, baratijas y comida de todo tipo y de todas partes. Pudimos conocer y tocar un águila, compramos queso y embutido (de Cáceres) y un colgante de madera recién tallado por un egipcio que sólo trabajaba con los pies,…
Descubrí que, aunque Santa Teresa fue muy importante para esta tierra, Ávila es mucho más. Y que tenemos que volver para ver más despacio los palacios, la catedral, la Casa de los Deanes, la Iglesia de Santo Tomé el viejo (hoy museo), monasterios, y mucho más.
Aviso que no es un plan para niños de menos de 5 años, casi no hay actividades para ellos y hay muchísimas personas, pero nos sirvió para realizar una actividad nueva: pasar un día entero conociendo otra ciudad. Les gustó mucho la experiencia, lo pasaron en grande mirando y caminando y se portaron muy bien.
Fue uno de esos días en los que te das cuenta que tus chicos se están haciendo muy pero que muy mayores. Más ricossss.