viernes, 21 de noviembre de 2014

Sinónimos En Una Olla A Presión

Subo al coche para ir al colegio a buscar a mis chicos, como siempre con el tiempo justo.
Oigo unos gritos y por el retrovisor veo a una pareja pidiendo auxilio y a un tercer personaje intentando pegarles.
Paro. Ella me pide que llame a la policía pero no me da tiempo. Todo va muy rápido. El agresor viene directo a por mí. Abre la puerta del coche. La cierro. La abre. La cierro y mi ventanilla empieza a bajarse. Traidora. Esto no puede estar pasando. Una mano enorme se levanta para pegarme.
Miro fijamente a unos ojos azules y vidriosos y con una tranquilidad que no sé de dónde sale susurro: “pero hombre ¿qué haces? Venga déjate de rollos y tira para adelante”. Hace una mueca de fastidio se da la vuelta y se va. Ha bebido más de la cuenta. Estos 3 personajes son del centro de discapacitados de aquí cerca.
Miro el reloj, o arranco ya o no podré aparcar a tiempo para recoger a mis churumbeles.

Por la noche le cuento a Fer mi anécdota. Decide que lo mejor es llamar al centro y que nos cuenten qué hacer con ellos en estos casos. – “Un señor retrasado y algo bebido se enfrentó a mi mujer ayer cerca de su centro…” No nos han dado ninguna pauta, pero se ofendieron mucho porque no les gusta que les llamen retrasados, se les llama discapacitados aunque ellos los llaman “usuarios”, y si vuelvo a ver una agresión en la calle que ¡NO me meta!
Genial, espero que ellos tampoco se metan en mi coche.

La profesora de Alberto envía un email a todos los padres: han encontrado caramelos en una mochila. Están prohibidos las chuches, juguetes y bufandas por razones obvias. Tenemos que registrar las mochilas antes de salir de casa.

La profesora de Nico envía un email. Los piojos han vuelto. Por favor revisar las cabezas de nuestros hijos de forma continuada. Y escribir una nota de aviso por cada piojo encontrado.

Me llama un familiar. A su pareja le han diagnosticado lombrices y eso sólo lo contagian los niños. Por favor que revise el culo de los niños.

Mientras preparo la cena hablo por teléfono con algunos clientes. Alberto aprovecha para gritar: mamaaaaa tengo cacaaaaa.

Antes de terminar el día me siento a cotillear el facebook. Una amiga comparte una noticia que cuenta el deseo de tener Escuelas Infantiles en vez de Guarderías.
No chicas, no es lo mismo, las Guarderías son lugares donde las malas madres aparcan a sus hijos y los abandonan a manos de vaya usted a saber quién, y las Escuelas Infantiles son “escuelas humanas de amor y cariño donde se crea tejido social” y rodeado de profesionales. Nosotros (entre Nico y Alberto) hemos estado en 3 Escuelas Infantiles maravillosas y siempre las llamé “La Guarde”.
Estoy cansada y no sé si la respuesta que escribo en FB es muy acertada.
Me quedo perpleja cuando alguien se queja por un sinónimo, de retrasados y de guarderías, y de paso “ningunea” el problema real.
Así que ya sabéis: tener más cuidado para no tocarle los “testículos” al prójimo en vuestra próxima carrera.

PD.: por el momento seguimos sin rastro de piojos y lombrices!


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Miedo_ Que Viene El Coco

Estamos pasando por una fase de miedos. Algunas escenas me resultan familiares y casi tiernas: “mamá mira debajo de la cama y en el armario… hay un monstruo”.
Sin embargo en otras ocasiones veo a mis nenes temblar de miedo por un ruido, un perro o la oscuridad. Lo que me alarma es la reacción en sí: un miedo desorbitado y difícil de apaciguar.

Le he consultado a una psicóloga infantil, quizá os parezca algo exagerado pero mis niños no tienen la culpa de que yo esté tan verde y perdida en algunas materias. Además la experiencia me está resultando muy positiva y estamos aprendiendo mucho.

El primer ejercicio fue muy obvio: pedir que dibujara lo que le daba tanto miedo. Tardó días en decidir qué pintar y al final lo logró. Dividió una hoja en dos: arriba el monstruo de la noche, un bicho negro de cuatro patas, abajo el monstruo de día, ¡un vampiro!  
Días después saqué este dibujo y le pedí que los ridiculizara: al de la noche lo metió en una lata de sardinas y al vampiro le dibujó como un payaso en plena navidad.
Hemos pasado de no querer mirar la hoja a reírse de ellos.

Y llegó Halloween y sus excesivas decoraciones. Si no tienes niños quizá no te des cuenta pero es complicado hacer la compra con ellos en una gran superficie y pasar a la zona de limpieza por un cementerio con muertos, momias o bichos sangrantes… ¿? Les atrae, les gusta y les da miedo. Todo en uno, como el detergente.
Pero aunque sea una americanada, de esas que nos hacen poca o ninguna gracia, lo copiamos porque si hay algo que no perdonamos en España es una juerga. Y si vas disfrazado mejor.
Y eso hicimos. Una fiesta para niños y padres que aprovechamos al máximo para implicar a nuestros peques.




Recogimos castañas del parque y las convertimos en murciélagos con un poco de témpera y papel. Con vasos de plástico y papel higiénico hicimos fantasmitas. Con bolas de poliespan y más tempera las arañas. Muchas telarañas algunas de algodón, otras de bolsas de basura y otras de verdad, unos fantasmas grandes con botellas de leche y trapos blancos, las piernas de una bruja en la entrada, un par de lápidas y hasta un pequeño túnel del terror, muy básico y con un tesoro delicioso.

Para cenar había dedos, momias, ojos… es decir salchichas, chistorra con hojaldre, mini pizzas, huevos… es increíble la cantidad de recetas que encontramos por Internet, y todo tan sencillo!
¿Y por qué hicimos esto? Porque si un niño decora una fiesta fabricando cada elemento, los monstruos, fantasmas y brujas ya no dan tanto miedo.

La siguiente batalla es vencer el pánico a los perros/animales. Fuimos a Faunia, la primera hora fue terrible, pero con mucha-muchísima paciencia, palabras tranquilas, confianza y mimos conseguimos pasar un día formidable, entramos en los pabellones oscuros sin llorar (Veneno, Sombras Silenciosas y Animales Bajo la Tierra) y tocamos cabras, canguros, ciervos y hasta ¡un dinosaurio de plástico!
Para vencer el miedo a los perros nos han aconsejado ir a los parques y acostumbrarnos a jugar con los perros alrededor. De vez en cuando acercarnos a alguno, pedir permiso al dueño y ver si podemos tocarlo.  Poco a poco lo conseguiremos.

Como veis todas las pautas son muy lógicas. Sobre todo, si un niño tiene miedo no te olvides que:
      - no hay que regañarle ni ridiculizarlo,
      - no te pongas nervioso/a porque te parezca una tontería,
      - y no tengas prisa porque se le pase.


También necesitan tiempo para crecer en confianza y madurez.