Estamos pasando por una fase de miedos. Algunas escenas me
resultan familiares y casi tiernas: “mamá mira debajo de la cama y en el
armario… hay un monstruo”.
Sin embargo en otras ocasiones veo a mis nenes temblar de
miedo por un ruido, un perro o la oscuridad. Lo que me alarma es la reacción en
sí: un miedo desorbitado y difícil de apaciguar.
Le he consultado a una psicóloga infantil, quizá os parezca
algo exagerado pero mis niños no tienen la culpa de que yo esté tan verde y
perdida en algunas materias. Además la experiencia me está resultando muy
positiva y estamos aprendiendo mucho.
El primer ejercicio fue muy obvio: pedir que dibujara lo que
le daba tanto miedo. Tardó días en decidir qué pintar y al final lo logró.
Dividió una hoja en dos: arriba el monstruo de la noche, un bicho negro de
cuatro patas, abajo el monstruo de día, ¡un vampiro!
Días después saqué este dibujo y le pedí que los
ridiculizara: al de la noche lo metió en una lata de sardinas y al vampiro le
dibujó como un payaso en plena navidad.
Hemos pasado de no querer mirar la hoja a reírse de ellos.
Y llegó Halloween y sus excesivas decoraciones. Si no tienes
niños quizá no te des cuenta pero es complicado hacer la compra con ellos en
una gran superficie y pasar a la zona de limpieza por un cementerio con
muertos, momias o bichos sangrantes… ¿? Les atrae, les gusta y les da miedo.
Todo en uno, como el detergente.
Pero aunque sea una americanada, de esas que nos hacen poca o
ninguna gracia, lo copiamos porque si hay algo que no perdonamos en España es
una juerga. Y si vas disfrazado mejor.
Y eso hicimos. Una fiesta para niños y padres que aprovechamos
al máximo para implicar a nuestros peques.
Para cenar había dedos, momias, ojos… es decir salchichas,
chistorra con hojaldre, mini pizzas, huevos… es increíble la cantidad de
recetas que encontramos por Internet, y todo tan sencillo!
¿Y por qué hicimos esto? Porque si un niño decora una fiesta
fabricando cada elemento, los monstruos, fantasmas y brujas ya no dan tanto
miedo.
La siguiente batalla es vencer el pánico a los
perros/animales. Fuimos a Faunia, la primera hora fue terrible, pero con mucha-muchísima
paciencia, palabras tranquilas, confianza y mimos conseguimos pasar un día
formidable, entramos en los pabellones oscuros sin llorar (Veneno, Sombras Silenciosas
y Animales Bajo la Tierra) y tocamos cabras, canguros, ciervos y hasta ¡un dinosaurio
de plástico!
Para vencer el miedo a los perros nos han aconsejado ir a
los parques y acostumbrarnos a jugar con los perros alrededor. De vez en cuando
acercarnos a alguno, pedir permiso al dueño y ver si podemos tocarlo. Poco a poco lo conseguiremos.
Como veis todas las pautas son muy lógicas. Sobre todo, si
un niño tiene miedo no te olvides que:
- no hay que regañarle ni ridiculizarlo,
- no te pongas nervioso/a porque te parezca una
tontería,
- y no tengas prisa porque se le pase.
También necesitan tiempo para crecer en confianza y madurez.
A mí me da miedo del dibujo del payaso- vampiro!
ResponderEliminarJM
Si da más miedo disfrazado de payaso pero a Nicolás le hace gracias así...¿? bss
Eliminar