Como
dice mi madre, nos hemos pasado los 3 días del puente “recogiditos en la
calle”. Lo más recomendable fue la excursión del sábado.
En
un principio pensábamos ir a Robledo de Chavela pero descubrimos que cerca, en
Fresnedilla de La Oliva, se ubica el Museo Lunar y una ruta fácil para niños
que se llama La Puente.
Es
increíble que en este pequeño pueblo estuviera una de las 3 estaciones de
tierra de la NASA para el Proyecto Apollo.
Museo
Lunar:
Se inauguró en 2010 gracias a las donaciones de Jordi Gasull y
Samuel Hernández. Como
primera curiosidad os contaré que Jordi Gasull es productor y guionista de la
peli Atrapa la Bandera.
Este
joven museo consta de 3 salas, de entrada se ve todo muy pequeño pero el tamaño
se compensa con las explicaciones del guía, un joven astrónomo malagueño que
contagia su pasión por el tema. Que si, que también era muy mono pero no me
refiero a eso.
Me
preocupó que los niños no lo aguantaran, llevábamos 6 churumbeles de entre 4 y
9 años y otros muchos de otros padres que pululaban por allí; pero ninguno se impacientó,
escucharon atentos una larga hora de charla, según Nico llena de “palabras
raras”.
Me
confieso muy básica en cualquier tema científico, sin embargo me enganché a la
presentación, me encantó la historia y anécdotas (¿sabíais que los pañales se inventaron
a partir de los trajes espaciales?) y de poder observar/cotillear los 300
objetos originales de los Astronautas de verdad, los rusos y americanos…
Uaaauuuuu
Si
alguien se queda con ganas de saber más, fue nuestro caso, el guía se ofrece
para ampliar información. Ojalá todos los museos tuvieran guías así.
http://www.museolunar.es/
La
Puente:
a pocos minutos en coche llegas a la Ruta La Puente. Muy fácil aparcar. Después
hay 10-15 minutos de paseo, asequible para nenes y bicis, hasta llegar a un
puente que da paso a una interminable pradera verde, salpicada por grandes
piedras, perfectas para pequeños escaladores. Este puente da nombre a la ruta, en
femenino porque está en castellano antiguo.
El
lugar es precioso, como no hay mucha sombra mejor visitarlo en primavera y
otoño.
Los
padres disfrutamos mucho de esta etapa tan maravillosa. Los niños juegan en
grupo, corren, saltan, trepan, se agotan… y nosotros charlamos tranquilamente
mientras nos premiamos con un aperitivo.
Después
de un merecido picnic a la española, dimos otro gran paseo. La ruta está bien
señalizada, aunque nosotros, contagiados por el despiste generalizado de los
grandes científicos fuimos en sentido contrario a lo indicado.
Un día precioso y completo para repetir.
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