
Me
quedé gratamente sorprendida y enseguida me entusiasmé con la idea de cocinar y
aprender algo nuevo y con mis nenes. ¿Quieres que miremos la receta en internet?
– “No mamá, me lo sé de memoria. Tenemos que juntar harina, agua, sal y
levadura de panadero, hacer la masa y meter en el horno”.

-
Nico
¿vamos bien o hay que echar algo más?
-
No
lo sé mamá, a mi me han dado la masa terminada.
No
sabía si reír o llorar, ¡cómo no lo había imaginado!!! En el cole sólo hicieron
la forma del pan, charla teórica, horno y resultado.
Pusimos
la masa en un bol para reposar. Mientras limpiamos un poco el caos que se formó
con la harina. Espero que comprendáis que de esta parte no tenga imágenes, le
tengo mucho cariño a mi cámara. Nos reímos de lo sucios que estábamos. Y
consultamos a San Google para saber si la cosa iba bien.


Aunque
sabíamos que no iba a salir bien decidimos seguir “jugando”, hicimos la forma
de las barras y lo horneamos. El resultado fue muy bonito pero quedó tan duro
que era peligroso de masticar. Aún así lo probamos y le guardamos un trozo a
papá.
Aprendimos
que a veces las comidas no quedan tan ricas como esperamos y confirmamos ese
dicho popular de “a cuanta más suciedad más diversión”. Volveremos a
intentarlo.
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