Se hizo con un móvil de forma urgente y sin posibilidad de
repetir. Había 8 manos esperando oír el “click” de la cámara para zamparse este
merengue. El último.
Una tarde de la semana pasada vino Ana (mi jovencísima
cuñada) a pasar la tarde con nosotros después del cole. A mis nenes les gusta
“cocinar” y como somos muy golosos Ana propuso hacer merengues.
No tengo ni idea de repostería pero parecía sencillo.
Ingredientes:
- 3 claras de huevo
- 1 vaso de azúcar
Pusimos las claras a punto de nieve con las varillas de la
batidora. Después vertimos el azúcar poco a poco y pasados 5 minutos dándole
vueltas y salpicando y requete-chupando toda la cocina, conseguimos una textura
densa y exquisita.
Al terminar nos dimos cuenta de 2 inconvenientes:
1.- Para darle el toque final hace falta un soplete. Por
favor, ¿alguien tiene un soplete en la cocina? Yo no. Encendimos el horno, sólo
la parte superior.
2.- No tenía soportes tipo papel de magdalenas para hacer
merengues individuales. Ahora se me ocurre que podría haberlos hecho con papel
de plata… pero en el momento hicimos un apaño bastante cutre. Puse un papel
(como el de las empanadas) en la bandeja del horno y dejamos caer el merengue
con una cuchara y dando forma de espiral. Por eso en la foto lo veis
aplastadito. Hicimos muchísimos montoncitos, es decir, que para la próxima con
1 ó 2 huevos es más que suficiente.
Lo metimos en el horno. Se doran muy rápido, en menos de 5
minutos casi se nos queman. Pero fue el punto final para que quedaran
perfectos. Con una finísima capa crujiente por fuera y esponjosos por dentro.
Maravillosos. Sólo falta mejorar su aspecto.
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