En una de las primeras visitas a casa de mi familia
política, mi suegra me mostró un gran tesoro guardado: una caja con todos los
dientes de leche de sus 3 hijos. En aquel momento deseé que fueran los únicos huesos
que le gustara coleccionar. Me quedé impactada.
El tiempo pasa rápido y en seguida llegó la caída del
primer diente de Nicolás. Me produjo una sensación contradictoria, por un lado
la alegría y orgullo de ver a tu churumbel crecer y por otro lado la tristeza
de ver ese hueso tan blanquito, tan párvulo y tan mío, que dejó un pequeño
hueco en su boca y en mi corazón.
No lo tiré. Decidí guardarlo por ser el primero.
Después llegaron 3 ó 4 más y he de ser sincera, no he podido tirar ninguno. Uno
lo guardé con mis pendientes, otro en la cómoda, otro lo extravié, otro se lo
regalé a mi suegra para su colección…
Y mira que me gusta hacer limpieza y arrasar con todo
lo que no utilizo, pero con los dientes de leche no puedo.
Acabamos de leer Rútindel (de Dámaris Navarro
Torregrosa, Ed. edebé), una preciosa aventura de un niño que pilla in franganti
al ratoncito Pérez y éste le secuestra para que no se chive. Muy recomendable y
engancha a los pequeños lectores. (+6 años)
Y mi Alberto preocupado porque no se le cae ninguno: - “Que
dice mi amigo Mael que tengo que darme un golpe muy fuerte en la boca”. – “Mami,
que tengo que comer muchas chuches para que se caigan… pero no me gustan las
chuches!”
Parecer ser que los dientes empiezan a caerse a partir
de los 5 años, los que tardan en salir, también tardan en caer. Lo normal es que la
caída empiece por las piezas centrales y continúe por las que están
ubicadas a los lados.
También han visitado la casa de la familia Pérez
situada en la calle Arenal, 8. Un museo muy pequeño (si claro, es la casa de un
ratón) y con mucho encanto. Acceso por turnos de visita con plazas limitadas. (http://www.casamuseoratonperez.com/)
Nicolás quedó maravillado porque vio pasar la sombra
del Sr. Pérez y Alberto enfurruñado porque no se podía tocar nada y con la
firme sospecha de que Papá Noel y los Reyes no existen… es el ratón Pérez y sus
familiares quienes reparten tantos regalos!
Entre diente y diente… muchas risas!