domingo, 8 de septiembre de 2013

De Vuelta Al Cole

Cuenca - Río Júcar - verano 2013
Por fin se acabaron las vacaciones.

Este año he disfrutado muchísimo de mis dos nenes. Por temas de trabajo no he coincidido con Fernando, así que con ayuda de mis familiares y con mucha fe en el comportamiento de mis chicos me aventuré a pasar 15 días en Islantilla y el resto repartido entre Cuenca y Madrid.

Nos lo hemos pasado genial. Casi, casi perfecto… Nico se llenó de piojos, utilicé un par de productos infalibles, champú, liendreras, vinagre y cuando estábamos a punto de ser portada del National Geographic decidí cortarle el pelo. Adios piojos.

Por mi parte, además de echar de menos los mimos de mi maridito, sólo sufrí un repentino brote de acné. A mi edad, esto combina fatal con las primeras (y segundas) arrugas. Supongo que fue por las “fritangas chiringuiteras” de cada día. Lo único que conseguí que me aliviara un poco, fue la crema del culo de Johnson de Alberto. Y las risas que me pasé con Nicolás cada vez que salía del baño con la cara llena de parches blancos.

Pero al final tanto coche y tanto hotel cansa. Todos necesitábamos un poco de nuestra rutina. Y aquí estamos, retomando nuestros horarios, comidas y sobre todo la convivencia.

La vuelta al cole está siendo un poco pesada. La semana pasada tuvimos 4 reuniones escolares, así que nos repartimos las tareas. Personalmente, he acabado hasta los pelos del trato que nos dan a los padres: sobreprotegemos a los niños tanto-tanto que casi ni saben andar ni comer ni nada… ¿? tenemos que marcar la ropa y el baby y el abriguito y la ropita interior y la mochila y los pañuelos de papel y el vasito del agua… no sabemos tratarles, no sabemos educarles, les castigamos mal y de postre la bromita de que la adaptación la necesitamos más las madres que los niños. Por supuesto tardan una hora y media en decir todo esto.

En realidad, en mi entorno no existe ninguna madre que cumpla estas críticas. Si hay alguna un poco petarda pero no llega al extremo de necesitar adaptación para que su niño vaya al cole.

Señores míos: quizá no nos entiendan. Quizá estamos encantadas con que los niños vayan a la escuela. A ser posible en horario completo desde el primer día. Quizá nuestra adaptación consista en un par de días en casa a solas para descansar y para organizarnos hasta nuestra vuelta al trabajo que suele ser mucho antes que la suya.


Y nadie quiere a sus nenes como quiero yo a los míos y cómo los disfruto. Pero también me quiero a mí. Y a veces me echo de menos.

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