No somos aficionados a las carreras de coches, ni tenemos
mucho interés por el mundo del motor. Sin embargo al oír que había una jornada
de puertas abiertas (gratis) en el Jarama no lo dudamos ni un momento y fue una
experiencia única.
Nada más entrar dejas el coche en un parking descubierto.
Toca caminar por fuera de la pista hasta llegar cerca de la torre de control.
Se hace muy ameno porque vas viendo y oyendo los coches pero a la vuelta
Alberto iba subido en los hombros de su papi. Si alguno de tus nenes es muy
chiquitín mejor coge el carrito.
Vimos carreras de coches antiguos que competían agrupados por
marcas. Aquí nos emocionamos más los mayores que los niños. Al principio
estaban encantados con la pista de Rayo Mcqueen pero luego quedaron prendados
con las gradas y la aventura de subir arriba del todo.
Después pasamos por un túnel por debajo de la pista, al
llegar al otro lado nos encontramos con toda una exposición de vehículos de
todas las épocas, desde Mercedes, Mustang, Austin, Lotus, Renault, Simca,
Seiscientos, Porche, Ferrari, Jaguar… algunos tenían el capó levantado para
presumir de motor otros servían de punto de encuentro para improvisar un
aperitivo.
Fuimos uno por uno, para hacerles fotos y admirarles impresionados.
Durante un par de horas lo pasamos en grande. Pero recordad
que no es un lugar pensado para niños así que es recomendable llevar botella de
agua y un piscolabis discreto en el bolso.
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