Viajo todas las semanas a Mérida con una furgoneta enorme.
Si, ya sé que tiene poco glamour pero es una larga historia.
800 kms semanales dan para mucho, paisajes preciosos,
conductores temerarios, aves increíbles, un trailer calcinado… y lo que nunca
falta: la Guardia Civil. Agazapados bajo un puente, inspeccionando camiones,
poniendo multas o en el café.
Después de una intensa jornada y a unos 150 km de mi regreso
a Madrid paro a echar gasolina. Antes de arrancar veo que en el coche de
enfrente hay un “Civil” con los ojos muy abiertos que me señala con el dedo. (Es
muy guapo).
Yo, toda feliz, le dedico mi mejor sonrisa y le saludo con la mano:
holaaaaa
Inmediatamente se baja del coche y me ordena que baje la
ventanilla (¿mi poder de seducción?):
- Señorita lleva usted un pinganillo en la oreja
y es ilegal.
- Pues me lo vendieron como manos libres para el
coche (miento: fueron los Reyes Magos y ni me molesté en investigar más).
Es un jovencito atractivo con un
montón de músculos que se marcan por todas partes. Como se le ocurra cachearme
le meto un revolcón. Sonrío como la Gioconda.
300 € de multa y 3 puntos, pero dice que no me va a multar… suspiro.
Me invita a ir hasta su coche, saca El Libro Gordo de Petete
(*) y comienza mi pesadilla. Leemos varias
páginas de las normas de circulación. Las analiza, razona, ejemplifica. Al
principio le sigo la corriente (como gratitud a la no multa). Enseguida me doy
cuenta que es mejor no preguntar, ya habla demasiado por sí sólo.
Miro el reloj de reojo, han pasado 30 minutos estoy a punto
de suplicar que me multe y que me deje ir. Fantaseo con gritarle que se calle y
darle un bofetón de película a este Rambo de pacotilla.
Llego a casa tardísimo. Fer preocupado me pregunta.
- Me paró la Guardia Civil
- ¿Te multaron?
- No, me castigaron con una charla subrealista
- Eso es que quería ligar.
- ¿Y para qué va a querer hablar tanto rato?
Hombres. Me fascina esa simplicidad masculina. Nuestro mundo
siempre complejo y el de ellos tan básico.
Pero mira tú por donde hoy engorda mi autoestima: he ligado,
he ligado sin maquillaje, tomaaaaaa…
(*) El Libro Gordo de
Petete: si tienes menos de 35 años te libraste de un pingüino repelente y
sabelotodo que nos torturaba con lecciones interminables de un libro gordísimo.
Más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Petete
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