domingo, 4 de mayo de 2014

Flores Silvestres

El miércoles estuve de viaje y no me dio tiempo a ver a mis nenes. Cuando me levanté el jueves me estaban esperando impacientes. Alberto corrió a darme su regalo del día de la madre. No podía más. Un gusanito de plastilina y una poesía con dibujo.
Me dio un beso pero hasta el domingo no me recitaría la poesía. Le daba “guerguenza”. Nico me abrazó triste. Su regalo también llegaría el domingo.

Ese abrazo cabizbajo y silencioso se repitió en varias ocasiones. Una actitud nueva que me costó descifrar casi un día entero. Se sentía triste y culpable. No tenía regalo para mí porque en su colegio no se hace.

Hablé con Fernando para que idearan una sorpresa. Le recordé que al final de nuestra calle hay un descampado con miles de flores silvestres. Todas preciosas.

El ambiente cambió de forma radical. Cuchicheos, ilusión, emoción y besos y piropos espontáneos (mami eres la más guapa y la más buena!!)

Muchos se quejan de que el Día de la Madre es un día comercial. Pues claro, pero soy una enamorada del marketing y el comercio así que no pienso criticarlo. Para mí es un día especial, como hija y como madre.  Coger el teléfono y decir: mamiiiiiiiiiiiiiiiiiii, aunque lo haga casi todos los días, pero hoy es diferente. Hoy recuerdo que mi mamá es la mejor del mundo.

El regalo o detalle es la forma de decir que te has acordado de mamá. ¿Pero quién dice que hay que comprar algo? Que si nos compran una crema mágica, un e-book o un viaje a las Bahamas estupendo. A nadie le amarga un dulce. Pero realmente no es lo que esperamos… queremos atención, reconocimiento y mimos.

Llegó el domingo. Fer me pidió que me quedara en la cama. Les oí arreglarse, risas, gritos, prisas. La puerta se cierra. Silencio. 15 minutos de paz absoluta. La puerta se abre. Cacharros, alboroto, ¿podemos subir? – siiiiiii…

Nicolás entra corriendo en mi cuarto, sube a mi cama de un salto con una sonrisa inmensa: “Te traemos el desayuno” Alberto llega con su poesía y Fernando con mi café.
En el salón me esperan 2 enormes ramos de flores moradas y 1 de amapolas. Sonrisas felices llenas de amor.


Sin duda, lo más bonito que me han dicho en mi vida es: mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario