Una mañana me di cuenta de que tenía canas. Al principio no
sabía si es que seguía dormida o era por culpa del espejo. No eran muchas, las
justas para molestar.
La primera estrategia fue peinarme para ocultarlas. Pero
estos pelos son antipáticos, sobresalen a traición como alambres histriónicos
delatando el paso del tiempo.
Con el cambio de casa decidí buscar una peluquería de
confianza, maja y cercana. El local era bonito, los precios más bien altos y
las chicas, pensé, demasiado jóvenes.
Me aconsejaron un tinte sin amoniaco y me dieron un catálogo
de color. “Yo quiero que se parezca al mío”. Su respuesta fue algo confusa:
“Entonces elige uno entre esta fila. Éste marrón tira a rubio, éste rubio tira
a rojo, éste rojo tira a marrón…”
Me sentía un poco perdida: “¿Y no tienes un marrón que tire
a marrón?”
Si ves que hay algo de lo que no tienes ni idea y no te
aconsejan, mejor no hagas nada hasta tenerlo claro. La catástrofe está
asegurada. Pero la impaciencia pudo con la prudencia.
Cuando me secaron el pelo comprobé que era negro. Me dijeron
que ese negro lo llaman marrón, que esperara 3 semanas para hacer otro intento.
Y 3 semanas estuve con el pelo recogido. Estaba horrorosa.
El segundo intento fue peor. En 20 minutos dejé de parecerme
a Cleopatra para ser la prima de la Barbie. Me fui sin discutir, no merecía la
pena. Con no volver era suficiente.
Otras 3 semanas con coleta mientras estudiaba el resto de
peluquerías de mi zona. Opté por Cohen porque estaba lleno y muchas de sus
clientas me recordaban a mi madre. ¡Ay el subconsciente! Les conté mi mala
experiencia, se mostraron pacientes y profesionales.
¿Qué color quieres? Se me ocurrió un ejemplo mundialmente
conocido: “Imagínate una caja de plastidecores, está el negro, el marrón y el
amarillo. Pues el marrón”. La peluquera,
con la sonrisa congelada y los ojos como platos murmuró: avellana, quieres un
avellana…
Y mientras devoraba todas las revistas del corazón que había
a mi alcance, mi pelo volvió a ser normal. Salí muy contenta, la Pantoja es
abuela por partida doble y yo llevo mis rizos al viento de color avellana.
Tengo asumido que estoy atrasada en algunos temas… pero poco
a poco me voy reciclando.
Bienvenida al club! por desgracia tengo canas desde hace 20 años..soy una experta, paciencia
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